Varios lugares en todo el país de China, incluyendo las ciudades más grandes, Beijing y Shanghái, se encuentran bajo protesta en contra de la política cada vez más costosa de cero covid del país. Las manifestaciones comenzaron tras el incendio mortal del jueves pasado, donde hubo al menos diez muertos y nueve heridos en Urumqi, la capital de la región occidental de Xinjiang. El accidente fue mortal a causa de las medidas de encierro por covid que debía seguir el edificio de vivienda, lo que causó el retraso de la llegada de los bomberos hacia las víctimas. 

Se han desarrollado cinco días de protestas donde los manifestantes han aprovechado para exigir también la desestimación de su presidente del Partido Comunista,  Xi Jinping. Quien durante casi tres años ha mantenido una estrategia de pruebas masivas, confinamientos mantenidos con la fuerza bruta, cuarentena forzada y seguimiento digital que ha tenido un costo humano y económico devastador. 

Incluso, un bloqueo de dos meses a principios de este año, dejó a muchos sin acceso a alimentos, atención médica y otros suministros básicos, situación que aumentó la inquietud y molestia de los residentes. 

La cantidad de manifestantes aumentaba en varias ciudades durante el fin de semana, donde no tan solo pedían el fin de los bloqueos por el covid, sino que democracia y libertad. Ciudadanos de algunos barrios confinados, derribaron las barreras y salieron a las calles para formar parte de las protestas. 

En la mañana del sábado, el gobierno local dijo que levantaría el confinamiento por etapas, pero no brindó un marco de tiempo claro ni abordó las protestas.