Un equipo de vigilancia nuclear de la Organización de las Naciones Unidas llegó el lunes a Kyiv, la capital de Ucrania, para partir hasta las instalaciones de la planta nuclear Zaporizhzhia ocupada por Rusia. Tras meses de solicitudes de parte del director general de la Agencia Internacional de Energía Nuclear (OIEA) Rafael Grossi, finalmente, Rusia concedió la autorización para la visita. “Ha llegado el día”, tuiteó Grossi el lunes, y agregó que la “Misión de apoyo y asistencia del OIEA con sede en Viena… ya está en camino”.

Sin embargo, la agencia de energía nuclear de Ucrania, Energoatom, advirtió el lunes sobre los intentos rusos de encubrir el uso militar de la planta. “Los ocupantes, preparándose para la llegada de la misión del OIEA, aumentaron la presión sobre el personal… para evitar que revelaran evidencia de los crímenes de los ocupantes en la planta y su uso como base militar”, dijo Energoatom, y agregó que cuatro los trabajadores de la planta resultaron heridos en el bombardeo ruso de la ciudad donde viven.

Por su parte, la OIEA dijo que su equipo se enfocará  en emprender “actividades de salvaguardias urgentes”, evaluará los daños, determinará la funcionalidad de los sistemas de seguridad y protección de la planta y evaluará las condiciones de trabajo del personal de la sala de control.

“Sin exagerar, esta misión será la más difícil en la historia del OIEA”, dijo el ministro de Relaciones Exteriores de Ucrania, Dmytro Kuleba.

La visita surge en medio de acusaciones mutuas entre Ucrania y Rusia de bombardeos en la región más amplia alrededor de la planta de energía nuclear, la más grande de Europa, que se desconectó brevemente la semana pasada. Los peligros son tan altos que los funcionarios han comenzado a repartir tabletas de yodo anti-radiación a los residentes cercanos.