La crisis por una posible escasez en el suministro de gas llega en momentos en el que el continente enfrenta una ola de calor que ha elevado la temperatura en ciertas regiones en hasta 104 grados Fahrenheit. Ante el incremento de las temperaturas, ha habido un aumento en el consumo de gas entre los europeos por un mayor uso de sistemas de enfriamiento como los aires acondicionados. 

También se le suma al aumento en el consumo de energía, el hecho de que el gasoducto Nord Stream 1 que transporta gas desde Rusia hasta Europa, lleva varios días detenido por razones de mantenimiento según informó el gobierno ruso. Sin embargo, existe la preocupación de que Rusia extienda la interrupción del gasoducto en represalia por las sanciones impuestas por la Unión Europea luego del inicio de la guerra en Ucrania. 

El gasoducto provee cerca del 40 por ciento del total de gas que recibe Europa de parte de Rusia lo que representa unos 55 mil millones de metros cúbicos de gas por año. Ante esto, el ministro de Economía de Alemania mencionó a principios de mes que el país, que es el mayor dependiente del gas ruso en Europa, debe “prepararse para lo peor”. 

Otra de las preocupaciones de la Eurozona es que Rusia decida cortar el suministro de gas por completo antes de que el continente pueda abastecer sus almacenes en hasta un 90 por ciento en preparación a la temporada de invierno por lo que funcionarios del sector energético afirman que los próximos meses serán críticos para asegurar las reservas de gas. La dependencia del gas natural presiona a los países europeos que se apresuran a llenar sus instalaciones de almacenamiento para evitar una escasez de energía potencialmente catastrófica durante el invierno. 

Actualmente, los niveles de almacenamiento de la Unión Europea se encuentran en un 64 por ciento según informó Gas Infrastructure Europe.