La Isla ante epidemia de corrupción con signos de deterioro mental
Puerto Rico padece una epidemia de corrupción que plantea un serio problema de salud pública, con rasgos en algunos casos de narcisismo y en otros refleja un problema de identidad que incide en la disociación, advirtió hoy un experto en psicología.
El Doctor José Pons, presidente de la Universidad Carlos Albizu formuló el planteamiento en un foro interactivo de la Revista de Medicina y Salud Pública en el que reconoció que en algunos casos los sujetos involucrados en actos de corrupción no han apendido valores éticos desde su infancia y en otros han incurrido en prácticas ilegales por presiones dentro del sistema político y económico.
Pons, un experimentado especialista, se refirió a los recientes casos de los alcaldes de Guaynabo, arrestado por corrupción y el de Cataño que se declaró culpable de cargos similares y está colaborando con las autoridades federales que lo han encausado criminalmente.
Sobre el caso del alcalde Félix (El Cano) Delgado dijo que el ejecutivo podría estar enfrentando un trastorno narcisista. “Está el narcisista Nice y el fuerte y duro que es destructivo que también existe en Puerto Rico”, dijo Pons al dejar la impresión de que el primero podría ser el caso de Delgado.
Los actos de corrupción atribuidos a Delgado fueron descubiertos por agentes del Negociado Federal de Investigaciones porque este ostentaba ropa, joyas y relojes de amplio valor.
“El narcisista cree que debe tener todo el lujo porque se lo merece y en algunos casos se cree que está por encima de todo y hasta de la ley”, dijo Pons que advirtió que todos “tenemos algo de narcisismo que en una dosis pequeña es saludable”.
En torno al caso del alcalde de Guaynabo Ángel Pérez, aunque sin mencionarlo por su nombre Pons, dijo que el ejecutivo de una de las ciudades más importantes del país, pudo haber estado viviendo una doble vida.
“Este es un trastorno de identidad y tienen la capacidad de disociarse de las cosas malas que hacen para de otro lado seguir funcionando como las personas más honorables, más éticas y más religiosas. Estas son personas que tienen una doble vida”, dijo
Pons aclaró que todos los seres humanos necesitan algún nivel de disociación que es un proceso mental, pero cuando cae en una psicopatía que no se reconoce se convierte en la presencia de otra identidad a veces muy dañina.