Unas 477 ballenas pilotos fueron encontradas muertas en las costas de dos islas remotas en Nueva Zelanda. Ninguno de los animales pudo ser reflotado hacia el mar y algunos tuvieron que ser sacrificados mientras que la mayoría murieron de forma natural según Daren Grover, director general de Project Jonah, un grupo sin fines de lucro que ayuda a rescatar ballenas.

Las ballenas se quedaron varadas en las costas de las Islas Chatham, ubicadas a unas 500 millas de las islas principales de Nueva Zelanda y con una población de 600 personas. Dos semanas antes, unas 200 ballenas murieron varadas en Australia en la playa de Tasmania.

“No reflotamos ballenas de forma activa en las Islas Chatham debido al riesgo de ataques de tiburón a humanos y a las propias ballenas, de modo que la eutanasia era la opción más compasiva”, dijo Dave Lundquist, asesor técnico del departamento de conservación.

Estos eventos masivos son relativamente frecuentes en Nueva Zelanda. Hasta el momento, los científicos no tienen claro que es lo que lo provoca exactamente aunque se teoriza que las playas con arenas de elevación suave confunde el sistema de localización de las ballenas.

Debido a lo remotas que quedan las islas, no se enterrarán ni se devolverán los cadáveres al mar. “La naturaleza es un gran reciclador, y toda la energía almacenada en los cuerpos de todas las ballenas volverá a la naturales bastante rápido”, dijo Daren Grover,  director general de Project Jonah, un grupo sin fines de lucro que ayuda a rescatar ballenas.