Hoy será un día de celebración muy distinto para todos. Un día de Acción de Gracias en el que solo debemos compartir con aquellos que viven en nuestros hogares y evitar reuniones con personas externas.

Las recomendaciones de las autoridades de salud y gubernamentales implican que tenemos que adaptarnos a una pandemia que ha cambiado la vida normal por un distanciamiento físico, pero no emocional, porque la tecnología permite celebraciones diversas.

Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), igual que todos los gobiernos alrededor del mundo, han implorado a los ciudadanos a no reunirse en fiestas hasta que pase el peligro de contagio con COVID-19.

En algunos lugares pueden reunirse solo los que viven juntos, en otros se permiten hasta 10 personas en exteriores. La realidad es que el contagio puede darse cuando una persona asintomática y sin conocerlo, como muchos, comparten con personas de mayor edad o con condiciones de salud de alto riesgo.

Es importante que celebremos, que demos gracias por lo poco, lo mucho, la salud, la vida y por muchas otras cosas. Pero es momento de ser responsables. Tendremos muchas celebraciones venideras luego de la pandemia y podremos reponer el tiempo que no estuvimos juntos.

Sin embargo, si contagiamos a alguien querido, llenamos los hospitales, las salas de cuidado intensivo, los ventiladores, es posible que muchos no puedan celebrar de nuevo con nosotros.

Hoy en Acción de Gracias, en Nochebuena, en Navidad, en la despedida de Año, en el Día de Reyes, y hasta que una solución como la vacuna contra el COVID-19 esté disponible para todos, repensemos las formas de celebrar. Usemos mascarillas, mantengámonos alejados físicamente, quedémonos en casa si nos sentimos mal de salud, pero nunca dejemos de conectarnos emocionalmente.

Desde Chicago, haré lo posible y pondré mi granito de arena. Llamaré a muchos por vídeo o teléfono, estaré con mi gente cercana. En Puerto Rico, espero que mi familia y las suyas hagan lo mismo.

Es por ahora. Pronto volveremos a reunirnos como antes. No hay mal que dure cien años, y esta pandemia no será el primero.

¡Felices fiestas!