Las solicitudes de beneficios por desempleo en Estados Unidos se dispararon esta semana a un número mayor que el reportado en meses anteriores, con más de 130 mil nuevas reclamaciones.

Desde septiembre pasado no se observaba un número tan alto. Esta semana alcanzó 853 mil peticiones, mientras la semana pasada se reportaron 716 mil.

Mientras esto ocurre y continúan en aumento los casos de COVID-19, cierres de negocios y despidos de empleados, el Congreso estadounidense no se pone de acuerdo sobre el paquete de estímulo económico.

El problema que enfrentan los estados y territorios con estos niveles de desempleo es que los fondos con que cuentan para pagar cada vez son menos y no encuentran forma de encontrar dinero en otras áreas no esenciales para utilizarlo en ese beneficio.

Sin un paquete de estímulo pronto que, entre otras cosas, permita la extensión de semanas por desempleo, asigne fondos a los estados y ofrezca de nuevo una compensación adicional, algunos estados han advertido que cesarán de enviar los pagos a finales de mes, cuando vencen todos los beneficios ofrecidos por el CARES Act firmado por el presidente Donald J. Trump en marzo pasado.

Cerca de 20 millones de personas reciben actualmente algún beneficio relacionado al desempleo.

El nuevo paquete de estímulo económico podría incluir un pago adicional de $300 semanales a los desempleados y un pago único a cada ciudadano de $600. Sin embargo, los demócratas y republicanos difieren de las cifras a aprobar y el tranque persiste a solo días para que la sesión legislativa de este año termine.