Temblores + Coronavirus + Temporada de Huracanes= ¿?
En medio de esta pandemia, se aproxima una amenaza ancestral a nuestra región. A muchos puertorriqueños le da ansiedad la llegada de la temporada de huracanes. Lamentablemente, todavía tenemos presente los recuerdos de María. Sabemos que la temporada de huracanes comienza el primero de junio de 2020. Sin embargo, considerando la volatilidad del clima, resultado del calentamiento global; es posible que la temporada de huracanes comience antes. De hecho, ya se formó la primera tormenta en el Atlántico. Por otra parte, los pueblos del sur viven a diario los temblores que no cesan desde diciembre 2019. ¿Estará el Gobierno preparado para enfrentar todas estas emergencias a la vez?¿Estarán los ciudadanos preparados?
Afirmó Winston Churchill: “Que nuestra preocupación anticipada se convierta en pensamiento y planificación anticipados.” Una cita del entonces Primer Ministro de Inglaterra que expresa la necesidad de planificar y anticiparnos a los posibles problemas del futuro. En Puerto Rico, históricamente la planificación no ha sido la más funcional. Todavía podemos mejorar mucho. Por ejemplo, parte de la Isla sufre de sequías y racionamientos de agua, cuando en otras áreas de Puerto Rico llueve todos los días y se desperdicia agua. Por otra parte, Puerto Rico siempre ha sufrido de la llegada de huracanes desde tiempos inmemorables y todavía no ponemos un plan en marcha para soterrar todo el sistema eléctrico.
Ciertamente la Autoridad de Energía Eléctrica pudo recuperarse del huracán María. Fenómeno que prácticamente colapsó el sistema eléctrico de la Isla. Actualmente, se proyecta como un sistema débil aunque la alta gerencia de la misma afirme que están preparados para un huracán. La realidad es que existen sectores que al día de hoy enfrentan problemas de electricidad. A esto se añade que la AEE enfrenta una crisis fiscal como resultado de mala administración por las pasadas décadas. Lo que hace cuesta arriba que la corporación invierta en infraestructura sin la ayuda de recursos externos. Han pasado más de tres años y no hemos visto avances en esa dirección.
El 7 de enero de este año, medios locales reportaron que el sismo de magnitud 6.5 dejó a más de 250,000 abonados sin luz, lo que demuestra la fragilidad de la AEE. Voces como la de Ángel Figueroa Jaramillo, presidente de la Unión de Trabajadores de la Industria Eléctrica y Riego (UTIER); se han levantado dentro de la propia corporación alegando que existen faltas de reservas de generación. Esto representa un problema para Puerto Rico, ya que nuestra economía depende demasiado de la AEE. Esto es un asunto a considerar para que los sectores económicos puedan independizarse y a los ciudadanos se les permita generar su propia energía. Así, nuestra Isla no se paraliza luego del paso de un huracán o cualquier fenómeno que colapse a la AEE. Evidentemente, ante la fragilidad de la AEE, los puertorriqueños deben planificar desde ahora para garantizar su propia generación en caso de una emergencia mayor. Este mensaje va para individuos y comercios.
Por otra parte, los municipios son deficientes en sus planes de manejo de emergencias. Lo vivimos a través de su pobre respuesta en los barrios tras María. El pueblo fue quien se abrió paso entre los escombros y derrumbes ante la incapacidad de la mayoría de los municipios. Pareciera que muchos municipios no entienden o valoran la importancia del manejo de emergencia municipal. Algunos tienen una planificación pobre, otros inexistente y la mayoría depende de manejo de emergencia a nivel estatal. De esta, ya conocemos sobre el mal manejo que existe y el vergonzoso episodio de los almacenes en Ponce. En parte, porque el manejo de emergencia a nivel municipal se ha convertido en refugio para personas poco capacitadas. La tendencia ha sido acomodar al empleado que fue funcionario de colegio o estuvo en avanzadas colocando rótulos y pasquines. Aquí podemos apreciar un problema existente, ya que se deberían tener a las personas más capacitadas para ejecutar un plan de acción. Para ello, debe existir una planificación de los municipios revisada, actualizada y avalada por el Estado en consonancia con lo propuesto tanto a nivel estatal como a nivel federal. De igual forma, es de conocimiento público, que se ha invertido una gran cantidad de dinero en un Sistema de Comando de Incidentes (ICS) y en Puerto Rico han sido incapaces de aplicarlo. Nuevamente, porque tenemos a las personas incorrectas en las posiciones de manejo de emergencia.
Preocupa ver toldos desde los pasados huracanes. Aunque parezca increíble, tan reciente como el 31 de enero de este año, medios locales reportaron que existen familias que viven sin un techo seguro desde el huracán María. Adicional a ello, durante el periodo de navidad surgieron temblores que han dejado desprovisto de hogar a familias completas. Al día de hoy, todavía existen familias durmiendo en cacetas de campañas a orillas del expreso número 10 de Adjuntas a Ponce. Una emergencia que está presente y los pueblos centro-sur no se han recuperado.
Por otra parte, además de los problemas ya mencionados, se añaden a la lista los servicios a distancia. Algunas agencias han ofrecido sus servicios a distancia y han surgido problemas porque Puerto Rico nunca se preparó para esto. Se ha demostrado en otras regiones del mundo que los servicios a distancia y el trabajo remoto es funcional. El gobierno federal tiene muchísimos empleados que trabajan desde sus hogares. Pero estos sistemas son complejos y se requiere una planificación, una capacitación del personal y unas pruebas previo iniciar esta clase de programa. De esta manera, se evita el desorden que hemos visto recientemente en el Departamento del Trabajo, el Departamento de la Familia y el Departamento de Educación, entre otros. Preocupa el desorden administrativo y si a esto le añadimos un huracán, pudiera nuevamente colapsar todo en medio de una pandemia. El norte de nuestro gobierno debe ser evitar el colapso, lamentablemente, no hemos visto avance en esa dirección. Lo que se proyecta es improvisación y no podemos enfrentar emergencias de forma improvisada.
No hablemos más del gobierno. El gobierno siempre dice que está preparado, pero en la marcha demuestra lo contrario y resuelve echando culpas o poniendo excusas. Ahí está la historia para evidenciarlo. En el carácter individual, el pueblo puede hacer algo al respecto y prepararse. Dada las circunstancias del COVID-19, entre otras, los precios del petróleo se han desplomado y la gasolina ha experimentado unos precios bajos comparado con su venta regular. Es momento para aprovechar y comprar gasolina al mejor precio. Llenar nuestras reservas y almacenarlas para la temporada de huracanes. De igual forma, preparar nuestros generadores y verificar si están en condiciones optimas para su funcionamiento. La energía solar es otra opción, aunque es costosa permite correr un hogar completo y también existe la opción de generar energía para cubrir aquellos enseres esenciales a un precio módico. En cuanto a las familias puertorriqueñas que no están generando ingresos por el cierre de la economía, el gobierno debe tomar responsabilidad en favor de estos.
Reconocemos que las circunstancias no son la mejores para asistir al supermercado. Pero debemos prepararnos desde ahora comprando los productos necesarios para la temporada de huracanes. De ninguna forma, queremos ir al supermercado a última hora cuando el huracán esté casi encima de la Isla y no se pueda cumplir con el distanciamiento social. Esto provocaría una crisis aún mayor de contagios en medio de esta pandemia. Lo mismo aplica para las ferreterías donde la mayoría de los puertorriqueños compran materiales para proteger sus hogares. De igual forma, las farmacias donde el pueblo acude a obtener sus medicamentos necesarios para pasar la emergencia. Simplemente no nos podemos dar el lujo de esperar a última hora.
Nuestro llamado es a despertar conciencia. No podemos esperar por el gobierno. Nuevamente nos toca a nosotros ser resilientes ante cualquier adversidad que nos presente la naturaleza. Sabemos que una tormenta platanera es suficiente para colapsar nuestro sistema eléctrico por buen tiempo. Dependerá de nosotros dar continuidad a nuestras labores a través de nuestras iniciativas. Debemos prepararnos ya. En medio de esta pandemia, no se puede esperar a que un huracán esté cerca para actuar. El peor escenario sería un contagio de COVID19 o una complicación como resultado del mismo, en medio de un fenómeno atmosférico donde se imposibilita salir. Hagamos las cosas con tiempo, como dijo el novelista estadounidense James Baldwin: “El reto está en el momento; el tiempo es siempre ahora.”