Funcionarios del Departamento de Justicia Federal afirman que el expresidente Donald Trump pudo haber ocultado y sustraído documentos durante una visita del FBI a su propiedad en junio. En una presentación judicial, el departamento dijo que “probablemente se hicieron esfuerzos para obstruir la investigación del gobierno”.

El escrito surge en respuesta a la exigencia de los abogados de Trump de establecer un abogado “neutral”, conocido como “maestro especial”, para que determine  si los archivos incautados el pasado 8 de agosto están cubiertos por el privilegio ejecutivo, que permite a los presidentes mantener ciertos documentos en secreto.

Al dejar el cargo, los presidentes de EE. UU. deben transferir todos sus documentos y correos electrónicos a los Archivos Nacionales. Sin embargo, en el caso del expresidente Trump eso no sucedió. 

Cronología de los hechos:

Una vez el ex presidente abandonó la Casa Blanca, los Archivos Nacionales comenzaron a recibir reportes de información clasificada que no había sino entregada de parte del exmandatario. En una visita a Mar-a-Lago en enero, el departamento recuperó 15 cajas de la Casa Blanca altamente clasificados que se encontraban “desdoblados” y “mezclados con otros registros” con algunas páginas desprendidas. 

Tan pronto el Departamento de Justicia y el FBI se enteraron del contenido de las cajas se comenzaron varias investigaciones que identificaron la posible presencia de “docenas de cajas adicionales” que probablemente contenían información clasificada y que aún permanecían en su propiedad.

El 3 de junio, tres agentes del FBI y un abogado del Departamento de Justicia Federal llegaron a Mar-a-Lago para recolectar materiales. Aunque los abogados de Trump permitieron a los oficiales realizar su trabajo, estos “prohibieron explícitamente” a los agentes registrar cualquier caja dentro de una sala de almacenamiento en la propiedad de Trump. Dichas prohibiciones no permitieron al Departamento de Justicia confirmar que no quedaban documentos clasificados en la propiedad. Además, los oficiales creen que hubo un esfuerzo de ocultar y retirar registros y que “probablemente se tomaron” medidas para obstruir la investigación. 

Finalmente, los equipos del FBI registraron nuevamente la propiedad de Trump el 8 de agosto, donde encontraron más de cien documentos clasificados. Esto representa el doble de documentos clasificados encontrados “en cuestión de horas” que lo obtenido tras la “búsqueda diligente” que el equipo de Trump afirmó haber realizado anteriormente.

Un oficial del Departamento dijo que esto “pone en duda el grado de cooperación en este asunto”.

Al momento Trump ha rechazado los informes de que hizo un mal manejo de los registros oficiales como “noticias falsas”.