Vancouver embarca en experimento audaz de descriminalizar drogas duras
Tan solo cuatro años tras descriminalizar la marihuana recreacional, Canadá le muestra al mundo entero su póliza progresiva ante las drogas. La ley busca descriminalizar las drogas duras, tales como la morfina, fentanyl, cocina, ecstasy, entre otras, y toma efecto este martes, 31 de enero.
La provincia de Canadá no va a enjuiciar a jóvenes mayores de 18 años quienes hayan sido detenidos por la policía y tengan menos de 2.5 gramos de drogas duras en su persona. En cambio, se le proveerá información sobre programas sociales y tratamientos, si la solicitan. No obstante, el tráfico de drogas seguirá siendo ilegal. El experimento durará tres años.
La Columbia Británica ha sido plagada recientemente por niveles sumamente altos y crecientes de delitos y muertes relacionados con las drogas. Tan solo el año pasado la cifra de sobredosis fue de 41.7 por cada 100,000 personas. Para comparación, en los Estados Unidos las muertes por sobredosis fueron solo 28.3 por cada 100,000 personas en 2020. La provincia gasta miles de millones de dólares anuales en servicios y facilidades para usuarios de drogas mientras intenta afrontar la emergencia de salud pública que existe.
Este cambio de política será más notable en la ciudad más grande de la región, Vancouver, conocida por su esquí de clase mundial, senderismo y restaurantes. Sin embargo, los turistas regularmente se sorprenden al ver los callejones cerca de zonas comerciales principales llenas de adictos.
No sería la primera vez que algún país tomara una posición laxa ante el uso de drogas duras en su población. En el 2002 Portugal fue exitoso en implementar una política similar. Este éxito, predominantemente, se le atribuye al paquete completo de programas sociales que implementó en esa época. Los incentivos para contratar a personas con problemas de drogas, un ingreso mínimo garantizado y asistencia para la vivienda pueden haber influido también. Por consiguiente, la Columbia Británica ha invertido mil millones de dólares canadienses desde 2017 para ampliar las instalaciones existentes, así como agregar docenas de sitios de prevención de sobredosis. La región también gasta C$2.8 mil millones en tratamiento de salud mental y abuso de sustancias y otros servicios anualmente.
Sin embargo, expertos cuestionan si las políticas laxas ante las drogas en Vancouver han atraído usuarios de otras áreas hacia la ciudad, así creando un refugio de usuarios.