Voluntad del pueblo vs. Voluntad del Gobierno
Han pasado tres años del ciclón tropical Huracán María. María tocó tierra en Puerto Rico, el 20 de septiembre de 2017 a las 6:15 am, cruzando la isla de sureste a noroeste y agravando la destrucción causada por el huracán Irma, dañando las carreteras e interrumpiendo el suministro de agua, la electricidad, las redes de telecomunicaciones y el acceso a la atención médica.
María causó danos en mas 90 mil millones de dólares, lo que lo convirtió en el tercer huracán más destructivo en los Estados Unidos desde 1900. Miles de personas fueron desplazadas de sus hogares, buscando refugio en otros lugares de Puerto Rico o en los Estados Unidos. Las estimaciones precisas de muertes, lesiones, enfermedades y desplazamientos después de un desastre como el huracán María son fundamentales para la respuesta inmediata, así como para la futura reducción del riesgo y la planificación de la preparación.
Perdimos muchas de las torres eléctricas principales, se oscureció toda la isla, sin energía, sin comunicación, los hospitales tuvieron que operar utilizando generadores de energía, durante un largo período de tiempo, algunos de ellos durante 6 meses. Teníamos un acceso muy limitado a gas, diesel, servicios médicos, alimentos, agua, medicamentos y otras necesidades básicas y lo que resultó en un gran número de mortalidades. En fin, todo era un caos de magnitudes.
No obstante, nos levantamos y como pueblo, pudimos dar la pelea y salir adelante. Siempre hacemos lo mismo, somos un pueblo luchador, que ha sobresalido a pesar de las adversidades a que nos enfrentamos. Somos un pueblo unido, que hombro a hombro nos levantamos de lo más profundo, dándonos la mano unos a otros, sin importar quien es quien en la adversidad. Somo un pueblo humilde, que trabaja y se une para extender la mano al necesitado. Somos un pueblo con voluntad. Voluntad que lo llevo desde la pobreza extrema en la que vivía a principios del siglo pasado, a ser punta de lanza en manufactura y otras industrias, teniendo presencia en altas esferas de empresas multinacionales y hasta en la NASA. Un pueblo educado, que le permite competir de tu a tu con competidores de otras partes del mundo, en diferentes mercados. Un pueblo bendecido, que lo único que pide es progreso y es lo único que los gobiernos no le pueden dar.
Si por un momento, analizamos las adversidades por las cuales ha atravesado este país, veremos que son muchas y de magnitudes. Hemos tenido que aprender a vivir con un gobierno que no nos ofrece nada más que desilusión. Como pueblo, cada vez que damos un paso hacia adelante, el gobierno nos tira de la soga y nos arrastra hacia atrás, 20 pasos. La disfuncionalidad gubernamental es de tal magnitud, que desincentiva a que movamos los motores de la creatividad, por miedo a cuál será el escollo que nos encontraremos durante el desarrollo de la iniciativa pensada. Dicha disfuncionalidad, ha llevado a que los inversionistas extranjeros y locales, en su mayoría, pierdan el interés en la isla como un atractivo para sus inversiones. Solo aquellos que invierten en sectores de la economía, que están deprimidos, y el riesgo de su inversión es mínimo, son los que se han beneficiado del desface de la economía del país.
Hace falta que la voluntad del pueblo la tenga el gobierno. Que ese ente gigantesco y poderoso, se llene de voluntad y trabaje para estructurar mecanismos adecuados para que, como país, nos encontremos y nos movamos a un desarrollo más fortalecido. Con estructuras de gobierno fuertes y de respeto, que trabajen para el beneficio del pueblo y de su economía. Que trabaje para mantener una estructura de servicios básicos, como lo son la salud y educación, robusta y funcional.
¿Cuál es el significado de voluntad? Viene del latín voluntas, que es la potestad de dirigir el accionar propio. Se trata de una propiedad de la personalidad que apela a una especie de fuerza para desarrollar una acción de acuerdo con un resultado esperado. La voluntad ha motivado todo tipo de debates filosóficos ya que está vinculada a lo que se desea realizar y al entendimiento de las razones por las cuales se escoge hacer algo. Está relacionada, además, al poder de elegir de la conciencia, el sentimiento y la acción o con el deseo o las intenciones de realizar alguna cosa.
Si miramos de cerca, la voluntad es el motor para que algo se haga. Sin voluntad, nada se hace, simplemente por que al no haber voluntad no existe el deseo de que algo se haga. Ahora, debemos tener mucho cuidado con la palabra “voluntad”, pues Nietzsche no pensaba en lo que habitualmente llamamos con este término. Llamamos “voluntad” a aquello que nos permite tener actos de querer, a la fuerza que descansa en nuestro interior, gracias a la cual dirigimos nuestra conducta y con la que somos capaces de realizar los fines de los que somos conscientes. Para el, la voluntad es una manifestación superficial de una fuerza que está más en lo profundo de nuestro ser. Es una fuerza, siempre afirmativa y aspirante a un mayor desarrollo y perfeccionamiento, que supera todo nihilismo y toda visión limitante del humano.
Como bien escribió mi gran amigo Francisco Rodriguez Castro en su monumental escrito El País de las Dos Islas Distintas, Sector Público vs. Sector Privado, “Se nos había hecho creer que los puertorriqueños éramos un país unido por su sentido de propósito, por su rica cultura, por sus tradiciones, por su respeto por los demás, después de todo, somos un solo país, compartimos el mismo suelo, todos tenemos los mismos sueños y aspiraciones, además de enfrentar los mismos retos y problemas”. Ahora, la realidad es que vivimos dos mundos distintos bajo un solo techo. Según el autor, el Sector Privado enfrenta insolvencia y un desalentador futuro. Mientras que el Sector Público no se inmuta, cobra su quincena sin afectarse de la crisis y sin consecuencias. Están apoderaos del Sector Privado, lo tienen secuestrado, sin voluntad de hacer lo que les toca, para que progrese.
Tomemos como ejemplo a Singapur, quien pasó de ser una isla pobre a uno de los países más ricos del mundo. Con apenas 5.6 millones de habitantes, es actualmente uno de los mayores centros financieros del mundo. Hace medio siglo era una isla pobre, con muy pocos recursos naturales, que no prometía un gran futuro. Pero con voluntad de progresar, el gobierno impulso grandes programas de empleo y la construcción de viviendas, además de una política social que fue de la mano de un estricto control de la vida privada. Atacó la corrupción, desarrollo un excelente sistema de educación y creo incentivos para atraer empresas extranjeras. Voluntad y disciplina, son el norte del gobierno y de la sociedad.
La pregunta que nos tenemos que hacer es, si queremos ser un segundo Singapur y cubrirnos de expectativas de progreso. Si la respuesta es que si, pues debemos exigir al gobierno, voluntad para que esas expectativas se concreten. Que pongan la acción donde está la palabra.
No hay dudad que tenemos buenos líderes, un país educado y una estructura democrática que, con voluntad, puede desencadenar en un desarrollo más sólido y exitoso que el de Singapur. No caigamos en el letargo y en el conformismo, busquemos las herramientas necesarias para que se promueva la voluntad gubernamental. ¡¡¡¡¡Esa es la clave del éxito!!!!!